Mientras AMLO puso nuevamente sobre la mesa las pensiones, instruyendo revertir los daños zedillistas-calderonistas, la SHCP del secretario Ramírez de la O elaboró una necesaria pero insuficiente iniciativa (presentada el 5/2/24) que no atiende el pedido original. Este malparche, que opera como gota de agua en piedra hirviente, excluye amplios grupos afectados y sigue subsidiando con recursos públicos un Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) y sus cuentas individuales que devuelven a los trabajadores pensiones miserables. Como observara Claudia Sheinbaum, “no le va a pasar nada a las Afore” (Reforma, 4/3/24).
Pero, según Luis F. Munguía, ex consultor externo del Banco Mundial/ Banco Interamericano de Desarrollo, responsable de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, AMLO hizo una propuesta “para salvar a la generación de transición”. ¿Cómo así?, instruyó resarcir daños de reformas “inhumanas y antiobreras”, pero nunca “salvar” una generación. Munguía declara también que se “necesita” una nueva reforma –que no “salvar” una generación– y bautiza la iniciativa-Ramírez como “política focalizada a las personas que menos ganan” (El Financiero, 15/2/24).
¿En qué quedamos? Si se “necesita” una nueva reforma, resulta absurdo “focalizarla” –al estilo del tecnócrata Santiago Levy– sólo en los que menos ganan. Eso no fue lo que instruyó AMLO, y todavía enfatiza que esa “focalización” podría revertir “en cierta manera” la reforma neoliberal IMSS-1997. ¿Y la del Issste-2007? AMLO aludió a los apartados A y B, pero Munguía subraya que no se afectaría “a las Afore”.
Claudia Sheinbaum observó que el fondo semilla de 64 mil millones de pesos “alcanzaría” para fondear la iniciativa “hasta el año 2031, ya hicimos el cálculo” (Reforma, 7/2/24). Sin entrar al debate sobre su financiamiento, lo que Munguía atribuye equívocamente a AMLO implica un incompetente y precipitado diseño que beneficiará (a corto plazo) a muy pocos, generando brechas de desigualdad entre ellos. Después del tibio ajuste de AMLO al apartado A (diciembre 2020) que patea el bote a 2030, este segundo malparche que publicita Munguía diseñó un traje a la medida para una sola generación de afectados: aquella que cotiza al IMSS entre 1997 y 2029 y a partir de 2007 al Issste, ignorando deliberadamente a todas las demás. Eso no fue lo que solicitó AMLO.
Efectivamente, el traje alcanza porque son muy pocos los que (a corto plazo) alcanzarán el beneficio: sólo pensiones por vejez del SAR-Afore. Excluye por cesantía en edad avanzada, invalidez/muerte o sobrevivencia: viudez, orfandad y ascendencia. Sólo complementa –con recursos fiscales– el saldo acumulado en cuentas individuales hasta un tope de 5 umas mensuales, atendiendo anualmente, durante los primeros años de implementación, a un grupo reducido de trabajadores IMSS-Issste que, con cuentas individuales, alcancen los requisitos: 65 años y mil semanas (IMSS)–25 años de cotización (Issste).
El universo de Munguía es estrecho: cerrando 2023, el IMSS registró 5 millones 96 mil 28 pensiones totales, 4 millones 542 mil 281 (89.1 por ciento), otorgadas bajo la ley-73 y 553 mil 747 (10.9 por ciento) con cuentas individuales, en la ley-97. Sólo en 2023 otorgó 261 mil 183 pensiones totales, 42 mil 850 (16.4 por ciento) bajo la ley-97, de las cuales, únicamente 2 mil 974 (6.9 por ciento) fueron mínimas garantizadas por vejez, mientras 44 fueron rentas vitalicias por vejez.
También, al cerrar 2022, el Issste registró un total de un millón 288 mil 376 pensiones (100 por ciento), de las cuales, 53 mil 284 (4.1 por ciento) se otorgaron bajo el sistema de cuentas individuales de la ley-2007 y sólo 6 mil 137 (11.5 por ciento) fueron pensiones por vejez. En un solo año, 2022, el Issste otorgó un total de 58 mil 200 pensiones, de las cuales 51 mil 163 (88 por ciento) corresponden al artículo Décimo Transitorio y 7 mil 37 (12.1 por ciento) bajo cuentas individuales de las cuales, 3 mil 229 (45.9 por ciento) fueron por cesantía en edad avanzada/vejez).
Este es el universo potencial de pensionados beneficiados de forma anual, incluyendo rentas vitalicias por vejez con rentas mensuales inferiores a 16 mil 778.68 pesos: el estrecho universo que publicita Munguía. Por eso alcanza un traje a la medida para una sola generación de afectados, que no fue lo que AMLO solicitó. Debe resaltarse que esto es a corto plazo.
Aunque inicialmente son muy pocos, anualmente se irán acumulando más, y los recursos públicos complementarios con que se los financiará serán vitalicios. De suerte tal que al fallecer el titular de una pensión por vejez bajo cuentas individuales (IMSS-Issste), se deberá seguir pagando la pensión al 100 por ciento a los sobrevivientes.
Vaya manera de “salvar” a una generación: olvidando a todas las demás. AMLO instruyó revertir los daños neoliberales, no “salvar” una generación, como publicita Munguía. El fructífero debate en curso (no sólo en las cámaras legislativas) puede y debe corregir de raíz esta falla estructural de su incompetente y precipitado diseño para remodelar estructuralmente el sistema.